3D illustration of a rubber stamp with the word tariff stamped on paper background. Concept of taxes or duties on imported goods.
Desde el inicio de su mandato, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo evidente su intención de remodelar la arquitectura comercial global. Una de sus principales herramientas para presionar a sus socios y competidores fue la imposición o amenaza de imposición de aranceles. Esta estrategia tuvo implicaciones notables en América del Norte, Europa y Asia, y también se conectó con temas críticos como la inmigración ilegal y el tráfico de drogas en la frontera con México. En este artículo, exploraremos el trasfondo geopolítico de las medidas arancelarias de Trump, así como sus efectos y posibles escenarios futuros.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés) fue uno de los principales blancos de la política comercial de Trump, quien consideraba que Estados Unidos se veía desfavorecido en la relación con México y Canadá. Bajo la amenaza de imponer aranceles a productos clave (particularmente automóviles y acero), la administración Trump logró forzar la renegociación del tratado, dando lugar al T-MEC (USMCA en inglés).
La renegociación buscaba:
Trump vinculó la presión arancelaria a temas de seguridad fronteriza. Con México, la amenaza de más aranceles funcionó como herramienta para demandar mayor control migratorio y un mayor combate al tráfico de drogas, particularmente de fentanilo, sustancia que ha causado estragos en Estados Unidos. Si bien la efectividad de estas medidas se debate, lo cierto es que el gobierno mexicano intensificó sus esfuerzos para frenar el flujo de migrantes indocumentados y endureció el combate al narcotráfico en la frontera norte.
Para México y Canadá, la dependencia histórica de su acceso al mercado estadounidense representaba un punto débil en cualquier negociación. Así, el uso de aranceles se convirtió en una herramienta de coerción geopolítica. Aun cuando los tres países lograron un nuevo acuerdo (T-MEC), la relación se volvió más frágil: cualquier desacuerdo futuro o cambio en la Casa Blanca podría reabrir tensiones en materia comercial o migratoria.
La OTAN y las contribuciones de defensa europeas fueron constantes temas de controversia durante la administración Trump. Si bien los aranceles a Europa se enfocaron en el acero y el aluminio, el trasfondo iba más allá de la balanza comercial: Trump buscaba que los países europeos incrementaran su gasto en defensa hasta al menos el 2% de su PIB, objetivo que muchos socios de la OTAN no estaban cumpliendo.
La relación transatlántica sufrió tensiones considerables. Aunque no estalló una guerra comercial total, se abrió la puerta a que Europa buscara diversificar sus alianzas comerciales (por ejemplo, a través de acuerdos con Asia) y trabajara en su propia autonomía estratégica en temas de defensa y tecnología.
La mayor confrontación comercial durante la administración Trump se dio con China. A través de incrementos arancelarios a cientos de miles de millones de dólares en exportaciones chinas, Trump buscaba reducir el déficit comercial estadounidense y frenar lo que consideraba prácticas desleales (subsidios estatales, transferencia tecnológica forzada, propiedad intelectual, entre otros).
China ha mostrado históricamente una alta tolerancia a las presiones externas, priorizando sus intereses estratégicos de largo plazo. Sin embargo, también necesita la estabilidad económica que brinda el mercado estadounidense. El resultado de esta tensión ha sido un tipo de “guerra comercial de baja intensidad”: ni una escalada completa ni una rendición total de China.
En este contexto, la estrategia comercial de Estados Unidos bajo Trump marcó un antes y un después en la forma en que las potencias y los países satélite perciben la globalización. El posible retorno a posturas más cooperativas con administraciones posteriores no borra por completo la huella de tensiones ni reduce la importancia de la seguridad económica y la soberanía industrial, que han pasado a primer plano en la geopolítica mundial.
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